Anda medio mundo conmocionado ante los evidentes temblores que sufrió Angela Merkel durante un acto oficial en su país, justo antes de partir hacia la reunión del G-20. La mandataria alemana asegura que todo se debió a una deshidratación provocada por esa ola de calor que sufre todo el mundo menos los gallegos y que no se trata de nada grave. Sin embargo, esta explicación parece no haber convencido a nadie. El papel de Merkel en el mantenimiento de la UE es, a estas alturas, fundamental, por ello, cualquier problema que pueda provocar su salida del Gobierno hace que se disparen las alarmas.