“Para comer, Lugo”. ¿Quién no ha oído la frase? Se puso de moda en los tiempos en los que una ciudad que carecía de eslogan publicitario era tan poco como la que ahora no organiza una feria medieval. Han pasado los años, pero todavía hay quien la sigue a rajatabla. Por ejemplo, las monjas salesas del monasterio de La Visitación. Se trata de religiosas de clausura que han descubierto internet y se han lanzado a Facebbok para promocionar sus dulces y venderlos para cubrir los gastos de la congregación. Por ahora no hay reparto a domicilio, pero ¿una sor Citroen 4.0 en coche eléctrico...? Todo se andará.