tras el ataque brutal contra la libertad de información, parece que el Gobierno ya es consciente de la situación en la que se encuentra y de la ira ha pasado a la resignación al suponer que, a estas alturas, hay dosieres que afectan a todos los ministros. Y es que Sánchez y los suyos se equivocan a la hora de fijar quién es su enemigo. No lo son los medios de comunicación, sino ellos mismos, ya que lo único que las denuncias periodísticas han reflejado hasta ahora son los errores y las supuestas ilegalidades cometidas por quienes tendrían que tener un pasado intachable. Alguien dijo que los latinos llevamos en los genes el ansia defraudadora. Y es posible que así sea. Como también es posible que sea legal que el presidente recurra a un helicóptero oficial para acudir a la boda de su cuñado. Es posible que sea legal, pero desde luego, no es ni estético ni ético. Sánchez, durante su paso por la oposición fijó el listón a un nivel muy bajo y, ahora, cuando ve que no le quedan ministros que sean capaces de superarlo, recurre a la pataleta. Mejor le sería buscar miembros más honrados para su gabinete. FOTO: Sánchez, bajando del avión oficial