Me asomo al balcón y miro alrededor. Animo a otros colegas a que hagan lo mismo. Contemplamos el paisaje. Y cotejamos lo visto por lo dicho por o noso presidente (larga entrevista seguro que para extranjeros muy de lejos) y nos encontramos con el decorado.
Ya saben la propaganda que se programará, de ahora hasta mayo, rebozada en publicidad para que no dé tiempo a bucear en la realidad.
Nos dice que trabaja para la próxima década (socorro) y asegura sin ningún complejo que tenemos la mejor sanidad de Europa, lo que se desmorona con un vistazo a la hemeroteca reciente donde, desde dejar pufos en las concertadas, hasta encontrar declaraciones de los colegios profesionales, pasando por el angustioso recuerdo de los enfermos de hepatitis y el cierre de plantas (o sea menos camas, menos atención sanitaria) y sin más esfuerzos de memoria recordar que, tras años sin convocar elecciones, las de MIR se hicieron hace un año, el tiempo que lleva dando susto el complejo hospitalario de Vigo, que resultó más caro que los famosos submarinos de sus compañeros de partido: tampoco flota y no cabe en la cabeza de cualquier profesional de la salud.
El paisaje actual nos habla de un alto porcentaje de parados, de un empleo que destacar por estar entre los más bajos de España y ser, aquí igualan, precario y su decorado muestra a unos obreros de la mano cantando el día de cobro y pensando en un futuro con pensiones que permiten coche, apartamento y vacaciones en Honolulú.
Observado desde el balcón, o desde el monte de San Pedro, se nota la falta de residencias para la tercera edad (en un país como este de viejos), pues no alcanzan el mínimo exigido por los estándares oficiales. Pero o falar non ten cancelas.
Por cierto, la Real Academia Galega denuncia que al incorporarse a la escuela los rapaces cambian al castellano y lo mismo pasa con las generaciones “máis novas”.
Le entristece la política española ¿?, y aprovecha para hacer una fotografía de sus competidores, Leiceaga tiene conocimiento, formación y ponderación y los otros no, pero los respeta (seguramente no lee sus declaraciones en sede parlamentaria) y en cuanto a los impuestos (ya saben que tenemos la gasolina más cara de España) se lo está pensando.
Remato: no me dirán que hay diferencia entre un paisaje y un decorado.