Patético reparto de premios y castigos culturales en Ferrol

Cuando era joven e inexperto creía que la gestión de un proyecto debía incluir una serie de etapas, resumidas en: antecedentes, consideraciones, conclusiones y propuestas; una secuencia lógica que permitía el seguimiento del mismo. Con el tiempo comprobé que la mente humana era muy retorcida y que esta sencilla regla tenía que transformarse en algo más complicado. 

La realidad me hizo comprobar, tanto en mi época activa de trabajo en la administración militar, civil y empresa privada, en diferentes lugares del país, así como durante mi largo y posterior período de jubilación, que en la mayoría de proyectos y trabajos en los que participé, colaboré o fui testigo, se iban cumpliendo de forma inexorable una compleja serie de diez diferentes fases de los mismos.

Fases de cumplimiento obligado en un proyecto: 1 Optimismo inicial. 2 Desorientación total. 3 Relajamiento incontrolado. 4 Cachondeo generalizado. 5 Búsqueda implacable de culpables. 6 Sálvese quien pueda. 7 Castigo ejemplar de inocentes. 8 Recuperación del optimismo perdido. 9 Fin inexplicable del proyecto.10 Premios y condecoraciones a los no participantes.

Viene esto a cuento porque finalizado el año, ciertas entidades ferrolanas de diferente cariz se acuerdan de premiar a entidades y personajes distinguidos en las actividades culturales de los últimos doce meses, siguiendo de alguna forma estas fases. No incluyo en este terreno el actual y triple equipo municipal de Cultura, Patrimonio y Turismo, en la inopia desde que sus responsables tomaron posesión de sus cargos hace largos meses, y por lo tanto ni saben ni tienen nada que premiar. 

Un medio de comunicación ferroleño acaba de celebrar en una casa de comidas del barrio bajo de la ciudad una reunión para repartir los premios a los no participantes del mundo cultural, ante el optimismo generalizado de los figurones invitados, tanto miembros de la Alcaldía y la Marina como del inocuo mundillo empresarial de la ciudad, y ante el cachondeo incontrolado de muchos de los no asistentes. 

Aparte de los habituales premios a la Sociedad Artrítica Ferrolana, a la Asociación del Matrimonio de Ferrol, y a los Pintores de Fachadas de Canido, incluyendo los foráneos, pudo comprobarse la ausencia en este reparto de premios de representantes del Irreal Coro Toxos y Espiñas de Ferrol, de miembros de la Atonía Ferrolá y de la revista Ferrol Parálisis, incluso la ausencia del anterior Concelleiro municipal de Cultura, un conocido amigo de la Dinamita.

Tampoco estuvo presente en el acto ninguna de las Asociaciones de Vecinos de la urbe, hecho inexplicable siendo el centro de Ferrol el lugar que presenta en Galicia la mayor densidad de asociaciones vecinales y similares por Km2, habiendo por lo menos una por cada terraza instalada en las presuntas calles peatonales.

Patético fue también el espectáculo del denominado Premio de la Prensa Ferrolana, celebrado también hace pocas fechas en el local de merendolas del desangelado Parque Municipal, del que huyen hasta los pavos reales. Esta vez los Premios Naranja y Limón concedidos por los intrépidos periodistas ferrolanos a la Corporación Municipal nos eximen de todo comentario, dado que tanto monta, monta tanto, la simpatía o mejor la falta de ella, de los distinguidos concelleiros premiados.

Siguiendo el tema cultural, una entidad ferrolana, la activa “Asociación Vecinos por Ferrol”, tuvo la buena idea de proponer la celebración de un certamen de fotografía para dar a conocer el Patrimonio Ilustrado y Modernista de la ciudad. Como tristemente era de esperar la respuesta municipal fue el contraste entre el raquitismo de los premios a conceder y la desmesurada presencia de figurones y concelleiros en el tribunal calificador de las fotografías presentadas. Para ese viaje no hacían falta alforjas. 

Patético reparto de premios y castigos culturales en Ferrol

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