Hay mujeres valientes que pasan desapercibidas para la mayor parte de la población. Uno de los casos que más me crearon estupor e indignación fue la de Isabel, una madre gallega que perdió a su marido por culpa de un suicidio y casi se queda sin su único hijo, menor de edad, al intentar la administración autonómica quitarle la custodia. Todo ello por culpa de un desahucio injusto en su vivienda habitual y de que apenas tenían ingresos para poder sobrevivir. 
Desde hace unos meses, en que el marido no pudo aguantar tanta presión y puso fin a su existencia, Isabel se encontró sola con su hijo, durmiendo en la calle y con una fuerte depresión. Las diferentes administraciones públicas, mientras tanto, mirando para otro lado, como casi siempre. Si no fuese por varios ciudadanos comprometidos de la localidad ya estaría muerta. 
Actualmente, en espera de una vivienda pública, se encuentra acogida en una casa de un buen vecino pero sus penurias continúan. Por si fuese poco, ahora en el colegio, su hijo se puede perder una excursión cultural por no disponer de 30 euros. Incluso, desde el colegio, ni le entregaron el impreso con el aviso de la futura excursión a la nieve. 
Sí, si, todo esto está ocurriendo en el año 2016 y en una de las ciudades más pobladas de Galicia. Donde hay grandes fortunas, empresas con suculentos beneficios y políticos cobrando sueldos millonarios, pero donde también existen familias malviviendo en total exclusión social sin ningún tipo de ayuda pública.