El regreso del sarampión

una adolescente de 17 años ha fallecido en Burdeos, Francia, debido a unas complicaciones neurológicas derivadas del sarampión. Con esta ya son tres las muertes que esta enfermedad se ha cobrado en el vecino país galo. Antes lo había hecho un paciente de 26 años y una madre de familia de 32. En lo que va de año el sarampión ha reaparecido en Francia, Reino Unido, Portugal y España.
De ser una enfermedad casi erradicada en Europa, el sarampión ha regresado por sus fueros y ya se está cobrando víctimas mortales, que demuestran bien a las claras que no se trata de una patología poco importante. Precisamente la pérdida de la percepción del riesgo que supone contraer esta enfermedad había sido uno de los motivos que había animado a ciertos padres a poner en duda los beneficios de la vacunación.
El temor a unos posibles efectos secundarios menores no justifica en ningún caso exponerse al riesgo de muerte que puede llegar a ocasionar el sarampión. Que durante muchos años no se haya cobrado víctimas mortales no quiere decir que no tenga el potencial para hacerlo. Que nosotros lo hayamos olvidado no significa que el virus no siga siendo mortal.
En Australia, ante el importante descenso de las cuotas de vacunación, han decidido impulsar una iniciativa para multar con 18 euros cada 15 días a los padres que no vacunen a sus hijos. Una medida que a mi entender poco bien va a hacer y sobre todo va a reafirmar a los más reacios en su convicción de enfrentarse con una imposición. Se verán casi más como mártires de la mafia farmacéutica que maneja los hilos de los gobiernos que como progenitores irresponsables que ponen en grave riesgo a sus hijos escudándose en una mal entendida libertad.
Las vacunas salvan vidas y eso es una verdad que no admite ningún tipo de duda. Salva la vida de aquel que se la pone, pero también ayuda a salvar la de otros que no lo hacen. Dos de los fallecidos en Francia eran personas inmunodeprimidas, que no podían ser vacunados. Con unas altas cuotas de vacunación, estas personas están a salvo porque el virus no puede propagarse. Es lo que se conoce como inmunización de rebaño. Sin embargo, al bajar la vacunación, baja también esta protección y estas personas quedan expuestas. Vacunarse por tanto es una doble responsabilidad, por uno mismo y por aquellos que no pueden hacerlo. 
 

El regreso del sarampión

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