Preposiciones y fiscales

aquí cada cual anda a lo suyo. Los demás son otros y el ombligo de España está en el cuerpo propio como promesa de ventura y generosidad ciudadana. Ese ministerio fiscal-firmísimo defensor de la ley-que se desdice con variopintas actitudes al lucha contra la corrupción. Demasiadas filtraciones, demasiadas indiscreciones, demasiados reproches a quines deberían ser espejos ecuánimes donde mirarse. Con informes mal redactados donde se alteran las preposiciones ‘’de’’ y ‘’por’’. Al pronto la perversidad del Arcipreste de Hita invade los juzgados y tribunales que olvidan sus esferas de competencia o posibilitan la mantra del Gran Inquisidor de Sevilla condenando a fuego de hoguera a quienes no son de la misma ideología. No queremos ciudadanos mudos. Aspiramos a que todos sean iguales ante la ley sin acepción de personas.
Voluntad de cambio. Vocación de servicio al pueblo que le ha dado responsabilidad de ejercicio. No hace falta saber matemáticas. Aplicar el derecho a su leal saber y entender. Dura lex semper lex. Informes precisos y justos. Nuestra patria es madre abnegada y solidaria. Regida por relaciones de afecto y comprensión. El amor auténtico no razona, no mide, no levanta barreras, no calcula, no recuerda las ofensas y no pone condiciones (Van Thuan). Así deben proceder nuestros fiscales. Con el interés público como bagaje en los delitos de corrupción. Más menos la milenaria tradición asiática del monarca ordenando a dos ministros, anualmente, que redactasen sendas memorias, ignorando cada uno lo que escribía el otro, con inventario de cosas buenas uno y de cosas malas otro para saber si se sabían actuado coreectamente a favor de la comunidad.
El hombre alcanza su plenitud en un estado de derecho. Con los bolsillos llenos de libertad, igualdad y fraternidad... Sobre una pared próxima a mi domicilio un graffiti decía: ‘’No hay honrado sin pasado ni delincuente sin futuro’’.

Preposiciones y fiscales

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