Tone Gómez-Reino, el pijo coruñés que para intentar ocultar sus orígenes firmó a favor de la liberación del sanguinario De Juana Chaos, es un tipo de lo más peculiar. Su capacidad de fabulación –polo mundo adiante cuenta que de pequeño vivía en el barrio ¡obrero! de Riazor, afirmación que pone los pelos de punta a los que fueron sus vecinos en Maestro Mateo– es tan maravillosa como la que tiene para no hacer nada y para esbardallar. Su última parvada ha sido proclamar que ya ha llegado la hora de que haya un gallego que sea ministro de Agricultura y Pesca... Solo le faltó añadir que cuando vivía en el barrio obrero plantaba geranios en una maceta que tenía en la ventana e iba a los lorchos a la playa todos los días... si colaba, colaba. El exjuez y virtuoso de la gaita y la zanfoña Luís Villares ni ha necesitado escuchar esas palabras para calar al vicario de Pablo Iglesias na terra y ha sentenciado: “Podemos camina en sentido contrario”. O sea, como los cangrejos. Seguro que Tone también aprendió a “avanzar para atrás” observando a diario a los congrejos de la playa obrera de Riazor. Y la verdad es que a Podemos se lo aplica, porque en Galicia no deja de retroceder. En realidad, en Galicia y en España entera.