Les cuento: en la noche de Reyes, sus Majestades se encontraban en el comedor de mi casa, con tres copas y, algo que siempre me sorprendía, al pie de la ventana paja para los camellos. Por la mañana las copas estaban vacías (mis hermanos mayores siempre “vacilaban” con los pequeños pues decían reconocer la usada por Baltasar.
Pero los camellos debían estar hambrientos pues de la paja no quedaba ni rastro. Debo añadir a estos recuerdos que, ya adolescentes, nos dijeron que los reyes eran siete sabios con grandes conocimientos de matemáticas y astronomía.
Entonces, se contaba un chiste que preguntaba cómo había un rey negro: es que alguien tiene que llevar los paquetes… También tengo que confesar que nunca llegó la bici ni los patines o el tren eléctrico que había pedido….
Un año, cabreado, me planté y no escribí la carta. Y así, hasta hoy, a los reyes no les pido nada.Cuentan que si este año, otra vez, Melchor, Gaspar y Baltasar llegaron puntuales al portal de Belén y a cada casa, es por seguir fielmente la estrella… y me cuentan también que este año, el discurso del Borbón parecía seguir la estela de los discursos de Rajoy.
Eloisa del Pino, en El País, le pedía a los Reyes Magos un mecanismo que evite, por ejemplo, el oneroso rescate de las radiales, un caso más de cómo se confunde lo público con lo privado. Para entendernos: las ganancias para los unos y, si pierden, los otros –nosotros– ponemos la pasta.
Un servidor pedirá el próximo año, levantando así el veto, a Melchor, Gaspar y Baltasar un divertido libro publicado en 2015 titulado “Españopoli del poder en España. Una especie de juego de la Oca (o del monopoly, claro) donde con un dado y de casilla en casilla, se contaban alguno de los pelotazos (aeropuertos sin aviones, sobrecostes en obras públicas, nombramientos a dedo de personajes dudosos, etc.) de nuestra historia
Se podían conocer los nombres de los protagonistas pues estaban en el grupo de los que mandaban –sin presentarse a ninguna elección– en la España del pelotazo. Nada nuevo y, aunque incorporando otros personajes, el juego vale para hoy. ¿Una prueba? Los reyes del consejo de ministros le regalaron el indulto a un empresario que estafó a cientos de familias. Añadan carbón para Trillo, Aznar, el vicepresidente Rajoy y demás cómplices de la tragedia del Yak-42, que nos creen sus súbditos.