No se sabe muy bien si ha sido consecuencia de que los suyos estaban ya nerviosos y la apremiaban a que hiciera pública su decisión a la vista de que los otros aspirantes llevaban semanas en campaña, pero al menos ya hay un preaviso: Susana Díaz se presentará a las primarias y el acto oficial de presentación de su candidatura tendrá lugar el próximo 26 de marzo en Madrid.
Es evidente que a la andaluza lo que le hubiera gustado era haber sido aclamada y llevaba en volandas hasta Ferraz. Ese fue su deseo de cara a las primarias de julio de 2014, cuando le pidió al vasco Eduardo Madina que retirara su candidatura para presentarse ella, y al negarse a hacerlo, Susana Díaz renunció a competir, pero dio todo su apoyo a un desconocido Pedro Sánchez que a la postre resultó ganador y elegido secretario general del PSOE. Y como la política es de esas cosas en la vida que da muchas vueltas, ahora Susana Díaz tendrá que competir, sí o sí, con otros dos candidatos: Patxi López y el mismo Pedro Sánchez.
A pesar de contar con el apoyo de una buena parte de los barones regionales del partido y de ex-dirigentes históricos como Felipe González o José Luis Rodríguez Zapatero, Susana Díaz no lo va a tener nada fácil. En buena parte de la militancia socialista -que es al final quien va a votar para elegir al nuevo secretario general- el “no es no” a Rajoy y al PP que abanderó hasta el final Pedro Sánchez caló de una manera importante. A lo anterior hay que añadir que una parte de esa militancia considera que la lideresa andaluza estuvo detrás de los movimientos internos para defenestrar al anterior secretario general y que tuvo su momento álgido en el bochornoso Comité Federal del pasado uno de octubre. Susana Díaz tiene que ser consciente que se dejó muchos pelos en la gatera en la operación de acoso y derribo al anterior secretario general y que eso le puede pasar factura.
El PSOE lleva en un “vivo sin vivir en mí” demasiado tiempo y todo apunta a que el proceso de elección del nuevo secretario general va a ser de todo menos tranquilo. De la capacidad que tenga el candidato que gane para integrar y unir dependerá en gran parte la recuperación, no sólo electoral, de un partido que ha sido clave en la vida política española desde la transición y que debería seguir siéndolo en un futuro, porque se necesita un PSOE que lidere la izquierda en este País, huyendo de los populismos y extremismos que representa Podemos. Lo que está por ver es si en los militantes que tienen que elegir al nuevo secretario general pesa más ese factor de dotar de estabilidad y centralidad al partido o se impone el deseo de echar, como sea, a la derecha del poder. Para lo primero, la candidata menos mala es Susana Díaz. Para lo segundo, el candidato fetén es Sánchez.