Lo suyo sería titular “Camino Soria” el comentario sobre la carrera, el carrerón más bien, que lleva el ex-ministro de Industria y nonato gerifalte del Banco Mundial, pero Eli del Valle, con la que tuve el honor y el placer de trabajar en RNE, se me ha adelantado. Ahora bien; para no salirnos de los estrechos márgenes de Gabinete Caligari, digamos que la culpa de ésta enésima burla al pueblo español, al que Rajoy y De Guindos deben considerar tonto de caerse, fue del cha cha cha.
El cha cha cha, como todo el mundo sabe, es un género no sé si musical que deriva del danzón cubano, y su nombre es una onomatopeya de cómo suena la cosa a la que no me atrevo a emparentar con el noble arte de la música. Tampoco se debería emparentar el obsceno danzón de las puertas giratorias y de los premios infames con el noble arte de la política, y, sin embargo, se emparenta. Y no sólo se emparenta, sino que, en el caso del Partido Popular, se amalgama, se agavilla y se machihembra.
Pero el ultraje a la sociedad española que supone lo de Soria (nombrarle ministro, mantenerlo, seguir manteniéndolo al descubrirse sus empresas paradisíacas y el caudal subsiguiente de embustes para encubrirlas o justificarlas, laurearle al poco con una bicoca de 20.000 euros al mes en el BM limpios de polvo y paja, y mentir sobre el procedimiento seguido para adjudicarle el chollo) tal vez no le reste votos futuros al Partido Popular, como ingenuamente han temido los críticos del partido y aun el propio Rajoy al ver que lo que para él es normal es escandaloso. Puede no sólo que no le reste, sino que le sume, tal es la tragedia de España, donde una sustancial parte de su electorado traga con todo y por mucho que le echen.
De éste “Camino Soria”, que es el camino por el que el PP ha transitado con harta frecuencia, alguien debe de tener la culpa. ¿Un sistema podrido y descontrolado? ¿Rajoy? En éste caso, como en todos, el cha cha cha, ese siniestro danzón de puertas giratorias.