Les confieso que me ha producido un enorme alivio que Pedro Sánchez y el Consejo Político Federal del PSOE hayan acordado de manera inequívoca que van a defender la Constitución y la unidad territorial. No es momento para hacer política pequeña, para primar intereses electorales, y mucho menos cultivar la ambigüedad para intentar quedar como el más simpático y comprensivo con los independentistas. Por eso, la resolución del PSOE viene a despejar las dudas que pudiera haber entre los ciudadanos sobre la posición de este partido. El Gobierno tiene la responsabilidad de liderar la respuesta al intento de golpe de mano contra la democracia que quieren perpetrar Junts pel Sí y la CUP, pero necesita el concurso del resto de los partidos democráticos. De manera que Mariano Rajoy debería de convocar a todos en la Moncloa e ir sentando las bases de la respuesta que el Estado debe de dar en caso de que Artur Mas continúe adelante con la locura que quiere desatar en Cataluña. El Gobierno será más fuerte si cuenta con el apoyo del resto de las fuerzas políticas. Mientras tanto, los ciudadanos asistimos incrédulos al descubrimiento de que las actuaciones de la familia Pujol bien podrían haber inspirado al gran director Coppola para “El Padrino”.Si todo lo que se viene contando es verdad, lo cierto es que esta familia junto a personas de Convergencia y de algunas instituciones catalanas son protagonistas de uno de los más escandalosos casos de corrupción y que el “oasis” catalán que se ponía como ejemplo durante tantos años en realidad funcionaba bajo la ley de la “omerta”. Pero más allá del escándalo y la decepción que para tantos ciudadanos supone ver derribado el mito de Pujol, lo verdaderamente urgente ahora es que desde el Gobierno, con el concurso, insisto, de todas las fuerzas democráticas, se arbitre la respuesta adecuada contra quienes quieren violentar la legalidad y la Constitución. Mariano Rajoy debe de contar con Pedro Sánchez, con Albert Rivera, con Alberto Garzón, con Pablo Iglesias, con Rosa Díez, con Duran Lleida, etc. Y a ciertos líderes de izquierda, lo diré claro, a Alberto Garzón y a Pablo Iglesias, hay que decirles que no hay mayor incoherencia que desde la izquierda se den alas a políticas identitarias tan alejadas de cualquier postulado de la izquierda real. Solo faltaba que Garzón e Iglesias le dieran cobertura a los independentistas de la burguesía catalana, que es lo que son las gentes de Convergencia y de Esquerra. Esperemos que los dirigentes políticos estén a la altura de las circunstancias y primen la defensa de la legalidad y los intereses generales por encima de sus intereses partidistas y por tanto sean capaces, bajo la coordinación del Gobierno, de actuar conjuntamente ante el mayor desafío al que se ha enfrentado nuestra democracia desde el 23-F.