zapatero nunca ha destacado por su habilidad en la gestión. En buena parte, a él le debemos el follón que ahora mismo hay montado con Cataluña a cuenta de aquel “aprobaremos lo que nos mande el Parlament”. Sin embargo, uno se imaginaba que, pese a todo, estaría en sus cabales. Sin embargo, desde que ha decidido confiar su pase a la posteridad a su gestión en Venezuela, su figura no para de dar desafortunados tumbos, para desgracia de él mismo y de la propia España. Lo último es garantizar que las elecciones a medida que ha diseñado Maduro serán limpias. Desde luego, no se puede negar que Zapatero hace gala de un gran ojo clínico.