Calisto, soledad y desnudo

Inauguración de la nueva temporada de espectáculos en el Rosalía promocionada por nuestro Ayuntamiento. Sobre el escenario, servido por la compañía Teatro Meridional, la obra “Calisto, historia de un personaje” escrita por Julio Salvatierra. Discreta dirección y mejor iluminación de Miguel Seabra. Proteica interpretación de Álvaro Lavin, “a calzón quitado” como diría un argentino. Telón alzado y una butaca adornada con paños, que también se extienden por el suelo.

Calisto, el joven mozo de “La Celestina”, revive todas las interpretaciones creadas por el genial Fernando de Rojas. Desde España, pasando por el Vaticano ante el Papa y curia romana, después Venecia y otros países hasta desembocar en Inglaterra en tiempos de un cómico llamado Shakespeare. Una fecha 1499 y el análisis del siglo XVI como época de turbulencias, de inspiraciones y de libertades. Para ello se utiliza el monólogo dialogado donde el actor asume veinte papeles distintos con énfasis notable en los tonos y soniquetes de voz. Comunicación, drama, ironía y buen humor. Disección de la criatura humana sobre las tablas con múltiples perspectivas y encuadres. Calidoscopio del alma en variadas secuencias…

Una lección magistral de teatro que, desgraciadamente, por no figurar en el ciclo principal de temporada, fue impartida cuando los espectadores habían hecho novillos en el patio de butacas y sólo figuraban apenas veinticinco alumnos escogidos en el aula. Álvaro Lavin magnífico, conciso, exuberante, polifacético, dueño del gesto, el buen decir y con vida prolongada hasta la extenuación. Un maravilloso concierto íntimo y reflexivo. Un trovador del siglo XXI operando sobre los corazones más exigentes. Cálidos aplausos como recompensa y premio a una actuación memorable.

 

Calisto, soledad y desnudo

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