LOS MISMOS LOBOS...

Aestas alturas ya no se sabe si resulta más deprimente ver como Manuel Fernández de Sousa demanda a Pescanova por despido improcedente o enterarse de que el alcalde de un pequeño pueblo ourensano se compre ocho pisos en Portugal, pagando en efectivo casi 700.000 euros y, ¡oh casualidad!, que el promotor, que está siendo juzgado por soborno, se beneficiara de un cambio del plan urbanístico en el concello en el que mandaba el político.
Y lo peor de todo es que, mientras tanto, nos intentan convencer de que vamos por el buen camino y que la crisis ya tiene fecha de caducidad. Es posible que en lo económico estemos vislumbrando los primeros brotes verdes, pero en lo demás seguimos sumidos en el más oscuro de los pozos.
Fueron legión los que nos explicaron que crisis en chino se escribe del mismo modo que oportunidad, como si eso significara algo más que el mandarín es un idioma complejo y que el mundo visto con mentalidad asiática es bastante diferente a la perspectiva que tiene un parado gallego que está a punto de ver como se le acaba la prestación del desempleo.
Eso sí, este desempleado y los otros seis millones que engordan junto a el las listas del Inem pueden estar bien tranquilos, sus señorías se siguen aplicando y resulta que ahora pretenden la exhumación de los restos de Franco del Valle de los Caídos y el traslado de los de José Antonio Primo de Rivera.
No es que Franco se merezca semejante mausoleo, la cuestión es que para quienes les votaron lo de menos es dónde están los restos del dictador. Demasiado fuego fatuo y, como siempre, arrobas de demagogia para entretener a un pueblo que comienza a estar harto de circo y que lo único que quiere es pan para los suyos.
Los parlamentos se han convertido en carísimos escenarios donde histriónicos actores (también magníficamente pagados) sobreviven ajenos a lo que les rodea y sin mover un dedo por cambiar lo que ya se ha convertido en orden natural de las cosas.
Cuando la crisis estaba en su momento más crudo se nos aseguró que el mundo nunca volvería a ser igual, y ahora vemos con sorpresa que nada ha cambiado. Los corruptos siguen en sus puestos, la mentira es la reina y entre todos se protejen para que su estatus no se modifique.
Es bueno conocer la historia para no cometer una y otra vez los mismos errores, pero en lugar de ello, unos pocos parecen haber encontrado el modo de perpetuarse en el poder a costa de acabar con las ilusiones de todo los demás. Hay días en los que resulta complicado creer en la humanidad y lo es mucho más seguir confiando en unos líderes a quienes lo único que preocupa es seguir en el mismo lugar en el que ahora están.

LOS MISMOS LOBOS...

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