El Congreso de los Diputados asestó el viernes un duro golpe al Gobierno de Pedro Sánchez. La propuesta de techo de gasto y senda de déficit para elaborar los Presupuestos Generales del Estado de 2019, primeros de este Gobierno, fue tumbada por sus socios de moción de censura y por la oposición. La reacción inicial fue asegurar que esta derrota no iba a parar la elaboración de las nuevas cuentas. También, por supuesto, echar en cara a los oponentes estar en contra del bienestar de los ciudadanos. Sin embargo, no todos en el Gobierno han dicho lo mismo. Así que habrá que esperar para saber si presentarán en el plazo de un mes, como marca la ley, un nuevo proyecto o recuperarán la senda del anterior Gobierno. Eso sí con la amenaza de recortar gasto por valor de 19.000 millones de euros.
En mi opinión, creo que el Gobierno acabará prorrogando los actuales presupuestos. Es decir, que gobernará por dos veces con las cuentas de Rajoy y las previsiones de techo de gasto y déficit. Y sería una buena cosa. Los planes de más gasto se iban a realizar aumentando los ingresos, o sea, los impuestos, que iban a recaer en los agentes económicos y también en las familias. Muchos de los anuncios del Gobierno suponían una evidente amenaza para el crecimiento, la inversión y el empleo. Y más en estos momentos con subidas de tipos de interés en ciernes, el petróleo 20 dólares más caro, la deuda en el cien por cien del PIB y la preocupación por Cataluña, por el Brexit e incluso por el futuro de Italia.
Veremos en los próximos días qué decisión se toma, pero parece evidente que dentro de un mes tampoco tiene asegurado que le aprueben el techo de gasto en el Congreso y, desde luego, de ninguna manera en el Senado. ¿Cuánto tiempo se puede gobernar por decreto? ¿Es democrático el uso de este mecanismo restringido a situaciones de extraordinaria urgencia o necesidad? Puede que la ministra portavoz metiera la pata, pero seguro que no dijo a humo de paja que el Gobierno no aguantaría más allá de lo razonable. Ahí lo dejo.