Diferentes realidades

Los que llevamos un cierto tiempo comprometidos en movimientos vecinales y sociales, estamos un poco hartos de ver tanto cinismo e hipocresía, como lo demuestran ciertos personajes de la vida pública, desde políticos, financieros y empresarios hasta periodistas y escritores que parecen vivir una realidad muy diferente a la que nos toca enfrentarnos, cada día, a la mayoría de mortales. 
Hablan alegremente de cuestiones puntuales como los desahucios, las preferentes y subordinadas, los indigentes, los sin techo, los drogodependientes, los comedores sociales o sobre las entidades benéficas como si no fuese con ellos y lo peor es que se atreven a ofrecer consejos y a señalar a ciertos colectivos como de fracasados y parásitos sociales, sin pensar que ellos son unos “privilegiados”, gracias al sistema social y económico establecido y que de ninguna manera quieren dejar escapar.
Habría que recordarles a todos estos iluminados, pelotas, especuladores, corruptos y prostitutos del poder establecido, de que nadie está libre de ser víctima inocente de un abuso o estafa bancaria, de una negligencia administrativa o simplemente de una enfermedad crónica o la pérdida del puesto de trabajo para terminar cayendo en la miseria social y económica. 
No podemos escupir, alegremente, en la cara de los demás cuando nosotros tenemos mucha responsabilidad de haber contribuido, por acción u omisión, a esta grave crisis económica y de valores. 
Todos podemos hablar de los demás y darles consejo, claro que si, pero pocos son los que pueden dar ejemplo de humildad y honradez. Estas últimas personas se dedican, habitualmente, a trabajar y luchar para que la sociedad sea cada vez más justa, solidaria y comprometida con todos sus miembros, sin que nadie se pueda quedar desprotegido de sus derechos más fundamentales y básicos como pueden ser el empleo, la educación, la sanidad, la vivienda …

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