La guardaespaldas que impone la ley del silencio

Adriana Lastra, toda una nini intelectual –sus estudios se reducen a unas nociones de antropología–, se ganó la vicesecretaría general del PSOE gracias a sus habilidades culinarias. “Come, guaje, come, que estás creciendo”, le decía a Pedro “La sonrisa” Sánchez cada vez que llegaba con los tuper con fabada y con cachopo –es asturiana–para que se recuperase del esfuerzo al final de cada jornada de gira en busca de votos primarios. Tras la resurrección, le tocó a él corresponderle y le dio la vicesecretaría general, general, que lleva aparejada la hijuela de mandar mucho en el grupo parlamentario. En la reunión del pasado martes lo pasó mal, pues varios diputados se rebelaron por el descalabro en Andalucía. Lastra se vio pillada, no sabía cómo defender a su jefe y exigió que las intervenciones se ciñesen al orden del día. Eso se llama democracia interna.

La guardaespaldas que impone la ley del silencio

Te puede interesar