El mensaje llegó a BCN

LOS Jordis, o el apellidado García o el apellidado Cuixart, que lideran las ONG Asamblea Nacional Catalana y Ómnium Cultural, que nacieron con el único objetivo de acompañar a ancianitos a votar todos los 1-O y de entregarles flores para que luzcan lozanos, han debido de ponerse en contacto con Carles Puigdemont para informarle de que en Soto del Real, ciudad de vacaciones no se está tan mal. Tal vez ambos formaban un cuerpo expedicionario secreto que partió de Cataluña con la misión de evaluar el confort de la cárcel, ¿quién sabe? O tal vez fue Jordi Pujol Ferrusola, el primogénito de los Pujolone, quien le transmitió el mensaje al molt honorable aquel día que lo cazaron trapicheando con las tarjetas telefónicas. Todo es posible, pero está claro que al president ya le han comunicado que en la prisión más cool de los españoles no se está nada mal; o eso o Puigdemont es tonto perdido, porque después del espectáculo que protagonizó ayer lo más lógico es que dentro de unos días le hagan una foto de frente y otra de perfil.

El mensaje llegó a BCN

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