Una ministra de todos

No diré que me sorprende la campaña que desde Podemos y otros ámbitos están llevando a cabo contra Margarita Robles.

La señalan como “ministra que gusta a la derecha”. Un “sambenito” con el que acaso la intentan amedrentar o más bien que no diga en voz alta lo que piensa como lleva haciendo a lo largo de su ya dilatada dedicación al servicio público.

Yo no sé si la señora Robles gusta o no a la derecha, pero si creo que cuando se gobierna se debe de gobernar para “todos”, para toda la sociedad y no solo para tus votantes. 

De manera que si a otros partidos, que no son el PSOE y Podemos, les parece bien la gestión de Margarita Robles eso significa que está acertando.

Y es que la señora Robles es ministra de Defensa y está al frente de las Fuerzas Armadas y estas no son patrimonio del partido gobernante de turno sino de la sociedad entera.

Solo en los regímenes totalitarios el partido gobernante patrimonializa las instituciones convirtiéndolas en títeres bajo su bota.

Margarita Robles no ha dejado de dedicarse al servicio público desde que a los veintitrés años se convirtió en juez. Su trayectoria es clara: siempre ha estado al servicio de la sociedad.

En su paso por la política siempre ha dado muestras de independencia de criterio y no comulgar con ruedas de molino.

El problema de Robles es que cuenta con una amplia aceptación en la opinión pública y eso debe de poner, mejor dicho, pone de los nervios a los adversarios que tiene en el mismísimo Gobierno sobre todo cuando defiende claramente y sin subterfugios la Constitución.
Margarita Robles se emocionó y emocionó al país entero cuando acudió a Ifema a rendir homenaje a los fallecidos por la pandemia. Fue el único miembro del Gobierno que en sus apariciones públicas no ocultaba el desconsuelo por el sufrimiento de tantas y tantas miles de familias y seguramente muchos ciudadanos descubrieron en esos momentos la calidad humana de la responsable del ministerio de Defensa.

Margarita Robles no se calla cuando no está de acuerdo con lo que roce sus convicciones y principios. Como es solidaria con el Gobierno al que pertenece, siempre defiende sus discrepancias con elegancia, desde el respeto y la moderación, pero no se calla.

Ojalá la ministra no se deje achantar por las etiquetas que la quieren colgar ni por las campañas que algunos de sus “compañeros” desatan contra ella porque les resulta molesta.

En mi opinión el gran acierto de Margarita Robles como ministra es que es la ministra de todos. 

Algo de lo que muchos miembros del Gobierno no pueden presumir, empeñados como están en dividir al país entre quienes les aplauden y quienes no quieren hacer de palmeros, independientemente de su ideología. Porque no hay porque ser de derechas para discrepar de muchas de las actuaciones del Gobierno Sánchez. ¡Faltaría más!

A la ministra le viene como anillo al dedo la frase de: Ladran luego cabalgamos. 

Pues eso.  

Una ministra de todos

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