La Ley de Dependencia

Hace algo más de diez años veía la luz una de las conquistas sociales más demandas en los últimos tiempos, pero cuya aplicación se quedó en papel mojado. La Ley de Dependencia, una ley universal que pretende proteger y dar cobertura material y económica a todos los ciudadanos que no pueden valerse por sí mismos, con algún tipo de diversidad funcional. Actualmente, y con el tiempo transcurrido, podríamos afirmar que no ha cubierto las expectativas que había generado en su momento. 

En todo este tiempo, la Ley de Dependencia ha sufrido reducciones drásticas de las partidas presupuestarias con la disculpa de la crisis. Ha sido sometida a recortes, la implantación del copago, una excesiva demora en la valoración del grado de dependencia que ha llevado a que muchas personas que la habían solicitado ya fallecieron y no pudieron disfrutar de sus beneficios ni sus propios cuidadores, en la mayoría de los casos sus propios familiares directos. 

Vistas algunas resoluciones del programa individual de atención a dependientes, nos encontramos con familias que habían solicitado la valoración del grado de dependencia en el año 2009 y se les resuelve a finales del año 2015, es decir unos siete años después. Ahora, aparte de la cuantía mensual concedida, los atrasos, desde 2009 a 2015 se le abonan de manera fraccionada a lo largo de los años 2016 hasta el 2023. Lo peor de todo, aunque esto no es justo para nadie se puede decir que es legal. 

Con esta situación nos encontramos en que muchos familiares, principalmente mujeres, son las que siguen cuidando en silencio y con resignación, sin ningún tipo de ayuda económica, a sus familiares dependientes.

La Ley de Dependencia

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