EL PROGRESO DE LAS NACIONES

Desde que se publican datos de desempleo,  España suele alcanzar  el doble de  la media Comunitaria, lo qué  de una vez por todas, nos debe hacer comprender que estamos ante un serio problema estructural; no es coyuntural.
Una de las claves del avance de una sociedad es la libertad del individuo que le permita formarse, emprender y progresar en su vida privada, esa  libertad que nunca podrá tener la persona que se le niega un derecho fundamental y constitucional como es el derecho al trabajo.
Si intentamos buscar el por qué  y soluciones a esta grave situación social veremos infinidad de teorías y expertos hablando del asunto.
Una  mayoría coincide en que en nuestro sistema no se valora, o no se hace en su justa medida, el mérito. Las trabas a la competencia y el emprendimiento, con barreras burocráticas y legislativas,  provocan que la empresa busque más la cercanía al poder que la buena organización e innovación que le darían competitividad en el mercado.
Estamos ante una clara situación de “clientelismo” que como se sabe desprecia el talento al no favorecer a los mejores y si a los allegados a los poderes políticos y económicos. Esto condiciona al individuo en su situación laboral sin incentivos para aprender, tener iniciativa creativa y asumir más responsabilidades.
Después del  avance al comienzo de la entrada  en la Unión Europea, la relenticización fue patente con un desarrollo autonómico que copio las peores maneras del Estado Central, incrementando una situación clientelar que llevó a legislar favoreciendo a determinados grupos, o a ocupar las  cajas de ahorros con los resultados de todos conocidos.
La falta de formación de calidad, el atraso tecnológico y un factor novedoso como es la globalización, son causas  del elevado paro estructural, pero sin ninguna duda la híper regularización que padecemos es lo que más agrava la situación.
Una frase célebre de Tácito: “cuanto más corrupto es un país más leyes tiene” 
En España, existen más de cien mil leyes, normas y regulaciones que ocupan más de dos millones de páginas en el B.O.E. y Boletines de las Autonomías. Habría que pensar en parar de legislar un tiempo para dedicarlo a ordenadar lo que tenemos, de no ser así no cambiaremos una situación en que la Administración es la primera que en muchos casos le resulta imposible cumplir la ley.
Si hablamos con cualquier emprendedor, o lo intentamos nosotros mismos, nos daremos cuenta de la dura realidad que nada tiene que ver con las facilidades que nos vende la propaganda oficial.
España está a la cabeza de los países desarrollados, respecto a la regularización del mercado, como el  que más barreras impone  debido a trámites, permisos y licencias necesarios. Ante la postura de primero  paga impuestos, después emprende y finalmente si puedes gana dinero, progresan los países en los que primero emprendes, después ganas dinero y finalmente pagas impuestos sobre las ganancias.
Después de rigurosos estudios de economías de todas las zonas del Planeta,  los señores Acemoglu y Robinson, dos especialistas en macroeconomía, llegaron a la conclusión de que el progreso o fracaso de un país no se debe a circunstancias geográficas, políticas, religiosas, climáticas o de raza. La clave está en las instituciones que implanten sus políticos.  Si estas son abiertas, trasparentes y pensadas en el servicio público dando oportunidades para todos, las llamadas instituciones inclusivas, el país progresará. 
Si por el contrario se crean instituciones cuyo fin es la recaudación de impuestos para revertirlos en una minoría de población el país fracasará. Son las denominadas instituciones extractivas.
Para lograr las primeras son fundamentales una seria organización del Estado para lo que es imprescindible un  grado de  centralización de poderes; además de un  control de ese poder por los ciudadanos mediante un parlamento democrático y representativo de todas las clases. Europa Occidental alcanzó su desarrollo y la revolución industrial cuando los diferentes regímenes pasaron de monarquías absolutistas a las parlamentarias.
Pedir trasparencia y cuentas a los que tienen la responsabilidad de gobernar es el camino. Después de legislaturas de bipartidismo, el ciudadano lo ha aparcado dando entrada a más pluralidad de ideas. El ciudadano lo ha dicho y lo volverá a decir en las urnas, quiere gobiernos de coalición y pactos, para llegar a acuerdos y mayor control del poder. Va siendo hora de que los políticos lo vayan entendiendo. 
 

EL PROGRESO DE LAS NACIONES

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