Escuchas las cintas de esos que están “pringaos” con la Gürtel, la Púnica, Lezo y otras más que ya van siendo historia y sientes asco. Asco y rabia. Ellos han vivido por encima de nuestras posibilidades, robado a manos llenas, ante el despiste de las administraciones, la inacción del Gobierno, la vergüenza de los ciudadanos. En una de esas cintas González, en con versación con Zaplana, además de emplear un lenguaje soez, relata que “el presidente de Gobierno había ordenado a Bárcenas retirar de la circulación una cinta comprometedora para el propio Rajoy”.
Y, con todo y con eso, lo peor es que el Estado recupera una mínima parte del dinero público desviado en los casos de corrupción del PP. Por ejemplo: de la Púnica el saqueo llegó a los doscientos cincuenta millones y la administración se incautó solamente de 4,1 millones.
El caso Gürtel –en realidad el capítulo primero de una serie de latrocinios– nos trae otra novedad: la oferta de Correa de “total colaboración a cambio de salir de la cárcel” y es que tiene mucho que contar, pues fue el intermediario entre los corruptores y los corruptos. A estos, dijo, les llevaba millones hasta la sede de Génova.
Conocimos que un ministro del Interior tenía por chófer a un ángel y por subalternos a una policía patriótica. Sabemos, lo cuenta “Público”, que en 2004 y 2014 reputados juristas denunciaron al entonces magistrado del Supremo José Manuel Mata, porque sus trabajos extrajudiciales suponían una incompatibilidad ética. La última denuncia la firmó el exfiscal Anticorrupción Jiménez Villarejo. Nunca se conoció un informe del Consejo General del Poder Judicial.
Anticorrupción investiga irregularidades en los contratos de suministros de la Armada. La Fiscalía ha solicitado a Defensa que le envíe expedientes de contratación de vestuario. Se da el caso de que el director de Abastecimientos, el general Jesús Franco, es sobrino de la dueña del grupo Iturri, adjudicatario de la mayoría de los contratos.
La carga policial en Barcelona, el 1-0, no puede investigarse, pues está ¿amparada? por la Ley de Secretos Oficiales, según respuesta del Gobierno a quienes pedían explicaciones por el supuesto uso desmedido de las fuerzas armadas. La penúltima nos llega desde el Ayuntamiento de Madrid, donde alrededor de cien policías municipales –,y armados, dicen las crónicas,– se han despachado a gusto contra su alcaldesa (insultos, amenazas) entre aclamaciones a Franco y Hitler. Como para salir corriendo, oiga.