Pedro y Quim

se acerca el momento de la reunión en Moncloa de Sánchez y Torra. El hecho es calificable de acontecimiento político después de tanto tiempo transcurrido sin contacto directo entre los máximos dirigentes del Estado y Cataluña. Solo por esto ya se justificaría la moción de censura que cambió el panorama político. Parece mentira que haya tenido que transcurrir tanto tiempo para que el imprescindible diálogo se hiciera posible.
La respuesta de la derecha viene siendo impresentable ante cualquier atisbo de cambio en esas relaciones. Lo más agradable que dicen es que Pedro Sánchez está pagando la factura por la moción de censura. Es inútil que se les haya explicado que la motivación se debió al deseo de ver a Mariano Rajoy y al PP fuera del poder.
Aquí lo único inexplicable es que se venga prolongando la ausencia de diálogo entre las partes como camino para intentar una solución. Parece mentira que haya tenido que llegar la izquierda al poder para que se pusiera sobre la mesa la posibilidad de una salida dialogada.
Por el conjunto de España hablará Sánchez, que está demostrando al menos una voluntad decidida de sacar a este país de la absurda situación de enfrentamiento político. Y hablará Quim Torra, en el que se observa una mayor capacidad asumir el papel de participar en el encuentro de una solución satisfactoria para todos. Algo han comenzado a cambiar las cosas. De momento, el traslado a cárceles de Cataluña de los presos indepes es una demostración de buena voluntad y de disposición a las soluciones por el lado del Gobierno de Sánchez, hecho ante el cual el Govern está obligado a actuar con inteligencia y con deseos de un entendimiento que nos endulce la vida a los 47 millones de ciudadanos.
Tanto tiempo transcurrido sin diálogo ha enconado las posiciones, habían ido alejando las soluciones y nos habían amargado la existencia a los mencionados 47 millones. A partir de ahora, confiemos en que la llegada al poder de Sánchez y Torra produzca unos efectos irreversibles en el camino de la recuperación de la normalidad, que también incluye la normalidad democrática, que los unos y los otros están obligados a propiciar. Todos tenemos la obligación de colaborar en la recuperación de esa normalidad, pero esos dos dirigentes, más que nadie. Vamos a verlo.

Pedro y Quim

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