Los derechos de los “Campeones”

Hasta hace no demasiados años, a las personas con discapacidad se las encerraba en centros que no reunían las mínimas condiciones o se las escondía en casa para que no las vieran las visitas. En las últimas décadas cambió mucho esa situación y muchos de ellos se han incorporado a la educación y al trabajo, donde demuestran que pueden hacer bien muchas cosas y sobre todo vivir con dignidad. Pese a todo, la atención a la discapacidad es una asignatura pendiente de nuestro Estado social y de derecho. En muchos casos, estas personas están privadas de derechos básicos, sin razón que lo justifique.
Una película, que en principio parecía una apuesta perdedora, está ayudando a la visibilidad del problema. El cine sirve para denunciar y para proponer. Hay que esperar que el Goya a la película “Campeones” no sea el final de una aventura sino el comienzo de un cambio político y social. Jesús Vidal, el Marín de la película, fue el otro gran triunfador de la noche con un discurso largo, profundo, emocionante y sin papeles. “Me gustaría tener un hijo como yo, dijo a sus padres, para poder tener unos padres como vosotros”. El resto de sus compañeros recibieron también el reconocimiento de todos. Como dijo, el director de la película, Javier Fesser, cuando empezó el proyecto hablaba de “discapacitados”. Cuando fue entrando en él, los protagonistas pasaron a ser “personas con discapacidad”, más tarde “personas con otras capacidades” y, finalmente, solo “campeones”. Personas capaces de luchar por defender sus derechos. En esa noche grande del cine, hubo también homenaje y premio grande a otra persona que ahora entra también en la categoría de personas “con discapacidad”, como es Chicho Ibáñez Serrador, cuya inteligencia y creatividad, sin embargo, sigue siendo superior a la de casi todos.
Dicen que hay premios que hacen grande a quien los entrega. Y eso sucedió en los Goya. La Academia es más grande tras premiar a “Campeones”. Pero ese éxito no debe esconder la realidad, como se hacía antes con ellos, sino ponerla encima de la mesa. En las próximas elecciones, 100.000 discapacitados podrán ejercer su derecho al voto, largamente peleado por muchos y conseguido hace muy poco con una reforma de la ley electoral. Un derecho ganado.
Pero hace falta más. Las carencias en materia de accesibilidad son enormes. Siguen produciéndose internamientos involuntarios. Y esterilizaciones forzosas, que sufren especialmente las mujeres y niñas con discapacidad. Su inserción en el empleo es todavía precaria. Y las ayudas a las familias son insuficientes, en parte por la crisis, en parte por la miopía de los políticos. La Convención de los Derechos de la Discapacidad, de obligado cumplimiento, sigue sin ser aplicada por muchas administraciones. Organizaciones como el Cermi trabajan de forma ejemplar. Pero no es suficiente. Vienen las elecciones. Habrá promesas. Creo que hay que obligar a los partidos a un compromiso real para dar cumplimiento a los derechos de estos “campeones”. Javier Fesser y su equipo, junto con los Goya les han dado visibilidad. Ahora hace falta que acabemos con la miopía política y social y en lugar de medallas les demos derechos. Los que les corresponden .

 

Los derechos de los “Campeones”

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