Con el calendario en la mano parece muy complicado que los presos del procés vayan a tener milagro navideño y pisar la calle coincidiendo con las fiestas. Aunque las juntas de las cárceles donde cumplen condena propongan la próxima semana su clasificación penitenciaria, es decir, el segundo grado que les permitiría salir varias horas a la semana, o el tercero, con el que solo tendrían que volver a prisión a dormir, el trámite puede durar hasta dos meses. Claro que los políticos catalanes no son como el resto de los reos. Para empezar, porque su situación está muy presente en las cabezas de los negociadores del acuerdo de investidura de Pedro Sánchez. Al final las fechas igual sí juegan a su favor y alguno se acaba comiendo el turrón más allá de los muros del penal.