nicolás Maduro es el último gran beneficiado de esta política de bloques que Trump y Putin se empeñan en mantener. El Kremlim ha salido en tromba en defensa del sátrapa suramericano después de que Estados Unidos, y un poquito más tarde Europa, hayan apostado por su salida. De entrada la sede europea de la empresa venezolana de petróleos se va para Rusia. Con este traslado, pactado por la vicepresidente venezolana, Delcy Rodríguez, consigue blindarse ante la llegada más que probable de sanciones económicas. En el primer juego, el que gana es Vladimir Putin, está claro.