LO INACABADO

Nuestro símbolo es lo inacabado, lo que no se termina nunca, lo que está continuamente haciéndose y deshaciéndose, como el tapiz de Penélope. Es por eso que el otro día al pasar por la Plaza de España pensé que no sería mala idea no acabarla nunca, dejarla como un emblema para las generaciones que vengan de lo que es la vida, su esfuerzo, como una especie de belleza que siempre está por venir; de esta manera le encontré sentido. De todas formas nunca nos va a llegar a gustar a todos ni nos vamos a sentir ya más orgullosos de ella. Por otra parte también tendríamos el símbolo al trabajo y a una especie de desorden que lo acompaña. Podríamos llamarlo el estilo astillero, siempre en tarea, en construcción. Dotarla de una especie de hechizo que nos impidiese acabarla; siempre con esa música de máquinas que como si hubiesen saltado los muros, nuestros muros, acariciasen los oídos para siempre. La plaza de Concordia inacabada, la sinfonía incompleta. La promesa de futuro.

LO INACABADO

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