Desahogo

Al margen de la patada en la boca a la división de poderes que supone pedir públicamente que se excarcelen a los políticos catalanes acusados de graves delitos, está el hecho de que se les va a rogar que aprueben unos presupuestos para un Estado y una sociedad que les importan “tres carajos” y en los que ven un rehén cuyo rescate les permitirá dar un paso más en sus fines, siempre dudosamente democráticos, nítidamente insolidarios y peligrosos para la convivencia. Y lo más grave es que quienes impulsan esta iniciativa alardean de ser unos presupuestos de progreso y de sostenimiento del estado del bienestar, curioso concepto de progreso y bienestar el que pasa por someterlos al chantaje de las egoístas e ilegales exigencias nacionalistas como es la de exigir que se les indulte antes de ser juzgados y se juzgue en su lugar a la legalidad vulnerada.
Lo realmente progresista, señores, sería que por una vez en la vida de nuestra democracia y en aras de la justicia social se debatan los presupuestos sobre postulados ideológicos en los que errónea o acertadamente se discuta a donde han de ir las partidas en función de las necesidades, y no allí donde las lleven los caprichos y conveniencias de una partida de diputados que exigen sin medida de lo posible ni noción de la necesidad.
Busquen en ustede y sus partidos tejido democrático sano, cúrense, y en esa sanidad actúen sobre esta sociedad enferma de padecerlos.

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