La pobreza y la malnutrición infantil

En las últimas semanas se han publicado diversas declaraciones sobre la pobreza y la malnutrición infantil. Mientras organizaciones a las que se les supone una credibilidad y confianza suficientes aportan datos que ponen de manifiesto la realidad y gravedad de esta situación otras, desde una posición de responsabilidad pública, la minimizan o la niegan.
Como asociación sin ánimo de lucro que desarrolla programas asistenciales y preventivos, desde su creación en 1980, en los ámbitos de la infancia, familia y personas con discapacidad intelectual no somos ajenos a esta polémica.
Es sabida la importancia que tienen los sentidos como recurso de las personas para interactuar con su entorno y percibir la realidad: ver, escuchar, tocar, oler. También como base sobre la que se asienta la capacidad de pensar para reflexionar sobre esa realidad y luego actuar o no  en consecuencia a las circunstancias.
A nosotros nos parece grave que en una sociedad como la nuestra halla personas con una vida normalizada hasta ahora, que lleguen a verse en tales circunstancias. Así que si esto sucede en Ferrol o no podrán constatarlo  no sólo los servicios sociales sino también asociaciones como, y entre otras, Cáritas, Cruz Roja, Unicef, la Cocina económica y si me apuran los comedores escolares e incluso el Hogar Infantil de Ferrol  que disponen de  datos reales y concretos sobre ello; pueden decirnos incluso hasta qué punto hay menores que acuden a los comedores, por ejemplo, como opción o como necesidad.
Quizá hay niños que no pasan hambre pero para poder comer   tienen que recurrir a ayudas sociocomunitarias diversas porque sus familias se están empobreciendo. Por nuestra parte cuando tenemos conocimiento de una situación así les ponemos en contacto con aquellos recursos específicos que pueden ayudarles. No olvidemos que la red de servicios sociosanitarios la constituimos muchos colectivos asociativos que representan distintos sectores de la sociedad.
Mal deben estar las cosas cuando toda nuestra atención ha de centrarse en atender necesidades primarias y de supervivencia dejando de lado otras necesidades importantes para desarrollarnos como personas.
En la medida en que se discute si hay niños que pasan hambre o no en nuestro entorno se deja de lado el hablar de otras carencias y privaciones, de desigualdad de oportunidades, de exclusión. La pobreza tiene muchas caras.  ¿Demagogia? Desde Aspaneps, además de trabajar para nuestros usuarios/as hacemos  queja y denuncia de que no se está invirtiendo en la infancia y la familia y que, en un periodo por todos reconocido como de crisis, la inversión en programas asistenciales para familias con menores a su cargo con problemas psicosociales que afectan a su bienestar y a su salud mental han decrecido en los 4-5 últimos años (25% Programa de Salud Mental del Área Sanitaria de Ferrol y 50% en Programas de Intervención Social, junto a otros que mantienen el mismo presupuesto desde hace una década a pesar del incremento del coste de la vida). Esto no es falacia, es realidad porque conlleva el cierre de algunos programas y actividades de las que se beneficiaban menores, a la disminución de recursos y condiciones de calidad, salvo que se descargue tal responsabilidad en la buena voluntad de las personas.
Y conste que la solidaridad es importante pero hablamos de servicios que requieren de un saber y una experiencia profesional. Así que lo que hacemos es trabajar, como hemos hecho siempre, porque no sólo es nuestro ámbito profesional sino que creemos en lo que hacemos y en el servicio que prestamos a la comunidad.
En asociaciones no lucrativas, como la nuestra sabemos lo que es pasar por  periodos críticos. También tenemos la experiencia, por supuesto con excepciones, de que distintos representantes políticos en la oposición muestren una actitud receptiva de escucha y buena disposición a ayudar para luego cambiar cuando acceden al gobierno. No sé muy bien si esto forma parte del uso de lo que se llama demagogia en política o cómo podría denominarse pero la realidad es que ya ha ocurrido en varias ocasiones.
Siempre hemos sido discretos y respetuosos, hasta comprensivos con la Administración en general porque sabemos de la difícil gestión de los recursos comunitarios; pero no podemos admitir que cuando expresamos públicamente nuestra preocupación por la realidad psicosocial que constatamos en estos momentos y de ese modo lanzamos un SOS para que, a quien corresponda, haga algo al respecto se diga que hay mucha  demagogia.
 Somos una organización asistencial con experiencia suficiente como para poder ratificar la especial vulnerabilidad de la infancia. Ni pretendemos ganarnos la opinión  de nadie, ni estamos haciendo uso de falacias, ni datos ajenos a la realidad. En Aspaneps y en otros colectivos de iniciativa social, no estamos aprovechando unas circunstancias donde impera la necesidad para quitar provecho de nada.  Tenemos la oportunidad, día tras día, de ver, escuchar y tomar contacto con personas diversas que acuden a nosotros en espera de ayuda para resolver sus problemas personales y familiares; esto nos pone de cara a la realidad, así que lo que hacemos no es demagogia, ampliamente utilizada en la política y de cuyo uso ya hablaba Aristóteles; lo que hacemos es trabajar con y para personas que tienen problemas que les hacen infelices.
F. Díaz es director técnico de Aspaneps

La pobreza y la malnutrición infantil

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