Hace un par de semanas la escritora, periodista y candidata de Ciudadanos por Madrid, Marta Rivera de la Cruz, utilizaba una columna de opinión en el periódico El Progreso para criticar duramente la indumentaria del alcalde de Ferrol en un acto institucional celebrado en el Concello de Lugo. Rivera calificaba de inapropiada la vestimenta de Jorge Suárez en el día de Ferrol en la fiesta del San Froilán de Lugo, acusándolo de mantener con ello una actitud provocadora, y “poco aseada”.
Yo tengo que decir que no comparto en absoluto esa crítica, que también se escucha en otros foros contra las formas de vestir del actual regidor. Yo defiendo que el alcalde vista como él quiera, porque en esa diversidad está la riqueza de una sociedad plural, donde la libertad y el respeto mutuo son garantía de la madurez democrática de nuestro país.
Yo defiendo esa libertad, para el nuevo alcalde de Ferrol y para todos. Solo faltaba. Defiendo esa libertad que nos obliga a todos a respetar al prójimo, que nos obliga de forma especial a respetar al que no comparte nuestras ideas, y se sitúa en posiciones antagónicas. Pido respeto para las minorías, y respeto también desde las minorías hacia las posiciones mayoritarias. Desde esa tolerancia, es desde donde debe gobernar el nuevo alcalde y defender así el interés general. Por eso, ese respeto que reivindica para sí, es el mismo que el debe manifestar hacia los que no se sienten representados por el gobierno actual de la ciudad.
Esa tolerancia que reivindicamos los que pensamos que el alcalde debe vestir como a él le de la gana, es la misma con la que el gobierno de Ferrol debe gestionar los asuntos del día a día, véase por ejemplo el respaldo que el concello de Ferrol debe mantener hacia la Semana Santa, tradición que es respaldada por una inmensa mayoría de ferrolanos y ferrolanas. No le pedimos a Jorge Suárez que acuda a las procesiones. No. Solo reclamamos que respete la voluntad mayoritaria de una ciudad, y que respete las creencias religiosas y las tradiciones que nos son propias. Hacerlo supone mantener los recursos públicos que la Semana Santa siempre ha tenido, gobierne quien gobierne. Esa tolerancia y esa libertad que Suárez reivindica para sí, es la misma que le exigimos a su gobierno.