El PCE domesticado

Alberto Garzón, que en general se manifiesta con bastante sentido común, ha dicho que el PCE fue un partido domesticado durante la Transición, tal y como quería la derecha. No es la primera vez que dirigentes que tenían menos de 10 años cuando murió Franco, nos presentan una dictadura moribunda y salvada in extremis por un PCE valedor de la monarquía.
Es un análisis simplista, tan  injusto con Santiago Carrillo como con el alto precio pagado por los comunistas, y sobre todo carente de rigor histórico. Sin aportar  pruebas a sus afirmaciones, confunde la prudencia con la cobardía e ignora tremendos obstáculos que hubo que superar, como el rechazo de las FFAA  y de una tercera parte de la población hacia la Democracia, y las maniobras de EEUU diseñando una transición sin autonomías ni partidos de izquierdas. Aunque Alberto Garzón no lo diga, estamos en deuda con el PCE de la Transición.

El PCE domesticado

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