MENOS mal que entre los mareantes no hay mucho futbolero –un concejal que presidía un partido el verano pasado estuvo a punto marcharse de Riazor en el descanso pensando que ya había acabado el encuentro– y que Negreira vendió los coches oficiales, porque si no hubiesen montado una caravana blanquiazul para asistir en Vigo al Celta-Deportivo. Pero Xulio Ferreiro, el Varoufakis de A Gaiteira, que sí que es un furibundo deportivista, no quería perderse por nada del mundo el derbi y qué mejor forma de ir a Balaídos que en un vehículo de la Policía Local, acompañado por dos agentes y un miembro de la Alcaldía y, por supuesto, con los gastos a cuenta del Ayuntamiento. Un plan de viaje cuspidiño al de los cientos de seguidores blanquiazules que apoyaron al equipo esa noche en el campo vigués... Por cierto, ¿quién le llevaría al palco de Balaídos las pipas que cada domingo consume en su asiento de la grada de General?