Venezuela mal, China bien

En Occidente respetamos las elecciones del resto del planeta, siempre que el vencedor sea de nuestro agrado. Los Hermanos Musulmanes ganaron las elecciones de 2014 en Egipto, y meses después aplaudíamos con las orejas el golpe de estado del mariscal Al Sisi, porque era contra los islamistas. 

Ese mismo año, también apoyamos que un mes antes de celebrarse las elecciones en Ucrania, otro golpe de estado ilegalizase a los partidos que defendían la unión aduanera con Rusia, porque no era buena idea. 

Ahora, reconocemos como presidente de Venezuela al candidato de Donald Trump, porque la elección presidencial ganada hace un año por Nicolás Maduro, no tiene nada que ver con las celebradas en Afganistán, Irak, Zaire, Nigeria, y otras democracias.

Tranquiliza saber que nuestra lucha por los valores democráticos, sólo se interrumpe por el obligado besamanos al presidente de China cuando nos visita.

Venezuela mal, China bien

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