Empieza la cuenta atrás para el estoupido final

EL exjuez y virtuoso de la gaita y la zanfoña Luís Villares ya sabe que dentro de poco tiempo tendrá que empezar a arreglar los papeles para solicitar el reingreso en la carrera judicial. El plenario que En Marea, originariamente un espacio multicultural hispano-galaico y ahora sabe Dios qué, dejó claro que está prácticamente solo y que los críticos, bien azuzados por la aguillada de los alcaldiños están dispuestos a comérselo y no dejar ni las raspas. Villares habló de golpe de Estado, no se refería a Cataluña, y algo de eso hay, pues como ocurrió por allá un pase mágico permitió variar el censo y que pudiesen votar todos los que le iban a dar nos fuciños al voceiro. Algunos de los ideólogos de la estrategia contra Villares, por ejemplo, Martiño “2.0” Noriega, saben bien de qué va eso de formar un grupo de dinamiteros que hagan estoupar todo un proyecto. Amio fue escenario de la explosión del Beneguai y por ahí andaba él como golfiño del ya octogenario Beiras –por entonces aún no lo era–.  Por el mismo camino va la xente do común. Lo que ocurre es que igual la explosión afecta a alguno que contaba con salir ileso.

Empieza la cuenta atrás para el estoupido final

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