JUAN Carlos Monedero tiene por costumbre impartir doctrina y, claro, siendo como es, poco tolerante, se siente dotado de la infalibilidad que la Iglesia Católica atribuye al papa cuando habla ex cathedra. Basándose en esa garantía de que siempre acierta se fue ayer hasta Alsasua para manifestarse a favor de los detenidos por agredir a dos guardias civiles. Por supuesto que está en su pleno derecho de hacerlo, pero también está obligado a soportar las críticas por haber acudido a la movilización, que no serán pocas.