está claro que, cuando montó sus primeras listas electorales, Pablo Casado se equivocó, y mucho. Por eso, en las elecciones bis que nos regaló Pedro Sánchez, intentó enmendar los errores, introduciendo caras de experimentados políticos que ayudaran a ocultar la bisoñez de su primera decisión. Sin embargo, y pese a la inteligencia demostrada, sigue insistiendo en el error de mantener a Cayetana Álvarez de Toledo como portavoz. Ahora mismo, es la mayor incendiaria de un partido que parecía que había sido capaz de encontrar de nuevo su sitio y que esta mujer se empeña de llevar a empujones dialécticos al territorio de Vox. Ya hay apuestas sobre el tiempo que tardará Casado en rectificar el que ahora es su mayor error.