“IÑAKI, o Fertimón” no suena bien, no rima como cuando es Ramón el interpelado. Un ripio de ese tipo da popularidad a una campaña publicitaria, pero la empresa fabricante de abono ya debería ir pensando en un nuevo spot con Urdangarin como protagonista. Al cuñado del rey le ha dado por el sacho y se entretiene en la cárcel de Brieva cultivando tomates y pimientos. Después de las faenas agrícolas se relaja pedaleando en un bicicleta estática y haciendo ejercicios gimnásticos en unas espalderas. Como a los sindicatos del campo les dé por organizar unas olimpiadas, arrampla con todas las medallas. Igual después hasta las vende y se saca un dinerillo.