Publicado está y no ha sido desmentido. Desde La Moncloa, a través de un correo electrónico oficial, se habría remitido a todos los ministerios un mensaje cuya contenido –“Enviadnos argumentos de ataque frente a otros partidos, sobre todo el PP”–, delata el intento de utilización de los medios del Estado en beneficio de un partido político. En este caso el PSOE.
Todos lo hacen pero a estos les han pillado. Y por eso es un escándalo político y hace bien Teodoro García Egea, secretario general de los populares, pidiendo la dimisión de Iván Redondo, jefe de gabinete de Pedro Sánchez, porque estamos ante una evidencia de malas prácticas que arroja luz acerca de la doble moral por parte de quienes se le llena la boca hablando de regeneración de la vida política. Aunque faltan dos meses para los comicios del 28 de abril, está claro que el Gobierno está ya en modo campaña electoral y algunos de sus componentes lo hacen a la manera de aquel famoso personaje medieval que ni quitaba ni ponía rey pero, ayudaba a su señor.
En el caso que nos ocupa, Pedro Sánchez será el beneficiario de la información que puedan aportar los ministerios requeridos tras ser transformada en munición electoral. Ya digo que es práctica habitual, porque lo del juego limpio queda para los manuales de ética y buena conducta. Estamos hartos de ver que en la política cuando lo que está en juego es el poder, todo vale.
Las vísperas electorales suelen ser epifanía de malas artes. La petición que reclama el envío de “argumentos de ataque” es en sí misma toda una declaración de guerra. Va al grano. Reclama material susceptible de hacer daño a los adversarios políticos. Iván Redondo, si es que ha sido idea suya –la información publicada señala también a una de sus colaboradoras, Andrea Gavela– tiene experiencia en este tipo de contiendas. Trabajó con éxito en las campañas de dos dirigentes del PP de trayectoria desigual. A Xavier García Albiol le ayudó a conseguir la alcaldía de Badalona tras una campaña muy polémica tildada por sus opositores de xenófoba; y también se empleó a fondo en la de otro líder popular, José Antonio Monago aquel presidente de Extremadura al que Redondo presentaba como el “barón rojo” del PP.
Ahora trabaja para Pedro Sánchez y no oculta que va a por todas. Ni quita ni pone, pero ayuda a quien le paga mejor.