Crisis sobre la crisis

Desde la explosión de la crisis económica y social del año siete de este siglo no levantamos cabeza en las relaciones internacionales, quizás debido a la falta de un liderazgo claro de las democracias de corte occidental, posible causa de la aparición de populistas por doquier, algunos con influencia evidente como es el caso del presidente Donald Trump, personaje complicado donde los haya.

Efectivamente, desde que ocupa La Casa Blanca está concienzudamente decidido a poner patas arriba cualquier acuerdo entre naciones soberanas con su sempiterno “América, primero”, máxima que dice mucho de sus intenciones.

Empeñado en acabar con el multilateralismo, base del desarrollo en paz de la última media centuria, pone en duda los acuerdos comerciales internacionales, incluso rechazando poner su firma a los que estaban a punto de entrar en vigor.

Fruto de ese americanismo excluyente, duda de la misma OTAN, gracias a la que mantienen un despliegue militar por todos los continentes, imprescindible para mantener su imperio económico mundial.

Ahora que estamos llegando a un punto de no retorno para reducir los efectos en el clima de la actividad económica humana, cuestiona todo tipo de iniciativas medioambientales para la transición energética hacia una economía descarbonizada, piedra angular del futuro de la humanidad, de nuestra supervivencia, especialmente grave cuando su país es uno de los mayores causantes del cambio climático.

Podríamos seguir con más temas políticos, sociales y económicos en los que plasma su influencia negativa. Incluso, las instituciones democráticas norteamericanas se preguntan si mintió para llegar al poder, es decir, si engañó a los votantes. 

Pero si algo pone los pelos de punta, es la deriva que está tomando en Oriente Próximo. Desde la irresponsabilidad por el traslado a Jerusalén de su embajada en Israel, hasta los últimos escarceos militares con Irán. En una región donde se dirime la hegemonía entre Irán y Arabia Saudita, con la mala experiencia de la invasión de Irak, cualquier sobreactuación debería de evitarse.

El próximo fin de semana en Osaka se reunirá el G20 para debatir sobre la crisis del multilateralismo, el crecimiento económico, el comercio internacional, medidas contra el cambio climático y la reducción de plásticos en los océanos, que coge a la Unión Europea resolviendo la conformación de sus Instituciones para avanzar conjuntamente en política de defensa, finanzas o bienestar social.

Sería una buena oportunidad para hacer entrar en razón a Trump, pero no se aventura nada bueno a corto plazo.

ramonveloso@ramonveloso.com

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