Andan últimamente los juzgados liándola parda y convirtiéndose en punta de lanza de las reivindicaciones ciudadanas. Ojo, que eso no está mal, más bien lo contrario, pero el problema es que luego vienen los jarros de agua fría, como sucedió con aquello del impuesto de las hipotecas: todos los españolitos haciendo cálculos del dinero que les iba a devolver el banco y, al final, ajos y árnica. Por ello, los sufridos usuarios de la AP-9 deben medir bien su euforia después de que la Fiscalía abriera la puerta a que se puedan reclamar los peajes pagados durante las obras del puente de Rande y sus homéricos y eternos atascos. De entrada parece que sí, que esta vez va a ser, pero todavía falta un largo trecho judicial antes de ver cómo Audasa responde (y esta vez con dinero) por su falta de consideración y el pésimo servicio que da a cientos de miles de usuarios que, además, son rehenes de esa carretera.