ESCAÑO arriba escaño abajo, la realidad es que todas las encuestas sobre las elecciones gallegas que van viendo la luz estos días coinciden en que el Partido Popular renovará su mayoría absoluta. Un dato que a priori tiene que hacer muy feliz a Alberto Núñez Feijóo, ya que supone un refrendo a sus políticas al frente de la Xunta, por mucho que esto escueza a sus rivales. Sin embargo, la holgada y fácil victoria que las proyecciones demoscópicas presagian, suponen también un claro peligro para los populares, y este peligro no es otro que el de la desmovilización. Sin lugar a dudas, ese es el fantasma que tienen que intentar evitar Feijóo y los suyos, que desde el inicio de campaña insisten en la idea de que la auténtica encuesta saldrá de las urnas y que por ello es preciso que todos sus votantes acudan a los colegios electorales el próximo día 25. Si lo consiguen, parece evidente que tendrán garantizados otros cuatro años en San Caetano.