El pepero catalanizado

Menuda suerte tuvo Oriol Junqueras, el presunto hermano gemelo de Miguel Durán, el de la ONCE, con que el juez decidiese mantenerlo confinado en la trena. Allí llevaba una existencia la mar de tranquila y podía dedicar las 24 horas a su plan de vida favorito: ora et labora, es decir, a combinar las alabanzas al Señor y la Virgen de Montserrat con la redacción de su obra cumbre, “Cartas desde mi celda”. Eso ocurría sobre todo cuando estaba recluido en Estremeras, prisión dependiente del imperio, porque tras su traslado a Lledoners, que pertenece a la República, todo fue fiesta y jolgorrio. Ahora que se ha mudado –lo han mudado– a Soto del Real, ciudad de vacaciones, para el juicio en el Supremo, se ha hecho amiguito de Alberto López Vallejo, un pepero muy cercano a Esperanza “Metomentodo” Aguirre, que cumple condena por su implicación en la Gurtel. Tanto han intimado que el republicano ya lo ha fichado para su campaña a las europeas. Seguro que se hicieron un corte en el pulgar y sellaron el acuerdo con unas gotas de sangre.

El pepero catalanizado

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