Iraq reprime el conato de primavera

Iraq ha llegado tarde a su primavera. Y lo ha hecho del peor modo posible. Miles de jóvenes se han echado a las calles, movidos por la frustración de la falta de salidas y un futuro incierto. Y allí se han encontrado con la represión brutal y sin paliativos del Gobierno, que ha provocado más de una treintena de muertes en las revueltas. La actuación policial ha puesto contra las cuerdas al Ejecutivo de Abdel Abdel Mahdi, pero es evidente que son pocos los que prestan atención a ese juguete roto en el que se ha convertido Iraq tras años de guerra. Según diversas organizaciones humanitarias, tras la derrota del Estado Islámico, en el país todavía hay cerca de cuarenta millones de personas que viven en unas condiciones de precariedad absoluta. Y eso a pesar de la ingente riqueza de un país que está entre los principales productores de petróleo del planeta. Ese parece el caldo de cultivo perfecto para las revueltas.

Iraq reprime el conato de primavera

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