Muy mal tiene que andar este país cuando la elección del presidente se negocia en una cárcel. El propio Oriol Junqueras será el que tenga la última palabra sobre el posible apoyo de ERC a los socialistas, así que se puede decir que la investidura, ahora mismo, pasa por Lledoners. Eso sí, teniendo en cuenta el régimen tan laso que tienen los presos secesionistas en las cárceles catalanas, tampoco sería tan raro que el propio Junqueras terminara negociando la investidura cara a cara con Pedro Sánchez, en algún bar discreto cerca de La Moncloa.