Perspectivas del empleo

Publicados los datos de afiliación y de paro registrado, podemos constatar la recuperación de los 19 millones de afiliados a la Seguridad Social al inicio de la crisis de 2008. Sin embargo, el número de desempleados aún es superior. Si ahora hay 3,16 millones de parados registrados, en el mismo mes de hace 10 años se contabilizaban 2,4 millones.
Recuperar la cifra de empleo es una buena noticia, pero conviene ver su composición para hacernos una idea de la calidad de la contratación y hacia dónde apunta la economía.
Los datos indican que se produce un trasvase de afiliación de la construcción hacia los servicios. Concretamente, ahora hay 14,37 millones de cotizantes en el sector servicios, un millón más que en 2008, cuando había 13,18. A sensu contrario, en la construcción, ahora son 1,21 millones y había 2,29, un millón menos. Claramente, se pasa de una economía inflada por la burbuja inmobiliaria a una economía terciarizada por el turismo, que tira de las actividades hosteleras. Los albañiles se reconvirtieron en camareros.
Además, la industria aún tiene 400.000 empleados menos, consecuencia de la reducción de su aportación al PIB.
Oportunamente, este mes la OCDE publicó su informe de perspectiva del empleo en España para 2018, que incide en que los salarios reales crecen negativamente desde 2016, por debajo de la media de la OCDE; que tenemos una deficiente calidad del empleo; una tasa de temporalidad muy alta con mucho desempleo y elevado grado de inseguridad laboral; grupos desfavorecidos como los de las madres trabajadoras, la juventud, los trabajadores mayores de 55 años, los inmigrantes y las personas con discapacidades. Solo un buen dato, la brecha salarial de género está mejor que la media de la OCDE, probablemente, porque la general es, de por sí, baja.
En este contexto, con el desempleo como primera inquietud de los españoles, irrumpen dos hechos relevantes que pueden cambiar la inercia suicida que llevamos.
En primer lugar, el Acuerdo de Negociación Colectiva 2018-2020 muestra la preocupación por  la creación de empleo, la mejora de las rentas salariales, la competitividad de las empresas y apuesta por un cambio en las relaciones laborales.
En segundo lugar, la nueva ministra de Trabajo quiere impulsar el diálogo social, un nuevo Estatuto de los Trabajadores, recuperar la negociación colectiva y la implementación de un Plan Director de lucha contra la Explotación Laboral.
Los cambios llevan tiempo en mostrar sus resultados. Por eso, cuanto antes se pongan manos a la obra, mejor. A ver si es verdad.
ramonveloso@ramonveloso.com

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