Amén de una inopinada salida acerca de la posición de España ante la hipotética independencia de Escocia respecto del Reino Unido, es probable que a más de uno también le hayan sorprendido unas declaraciones de Alfonso Dastis, ministro de Asuntos Exteriores, en las que se declara partidario de lo que denomina un “Brexit” blando.
“La idea es que el estatuto del Reino Unido, cuando salga, sea lo más parecido posible al que tiene ahora”. Digo que a más de uno le habrá sorprendido el criterio del jefe de la diplomacia española al contrastarlo con la posición expresada por Merkel (Alemania es partidaria de un “Brexit” duro). Coincide la canciller con el presidente de Francia, François Hollande, en que no se debe premiar a quien abandona voluntariamente la UE. Las diferencias entre uno y otro tipo de negociación -dura o blanda- a la hora de secuenciar las negociaciones para dar cumplimiento a lo dispuesto en el Tratado de Lisboa residen en la voluntad por parte de la UE de no ceder a la pretensión inicial del Gobierno de Londres de mantener las actuales ventajas de libre comercio y operaciones financieras pese a poner fin al libre tránsito de ciudadanos procedentes de los países de la Unión.
Berlín y París no quieren que quien rompe, salga beneficiado. Sería un mal ejemplo para otros países socios. Sobre todo algunos del Este, con gobiernos ultra nacionalistas tentados de aislacionismo a los que pensando en el post “Brexit” parece que ya les habría echado el ojo la hábil diplomacia británica intentando anudar, por separado, acuerdos comerciales. Londres tiene detrás siglos de estrategia y equilibrios maquiavélicos y son expertos en el “Divide et impera” como bien saben en todos los países que formaron parte del Imperio Británico. Ese imperio de cuya inútil nostalgia tanto se nutrió el voto de los favorables al “Brexit”.
Volviendo a Dastis, tengo para mí que en la opinión del ministro pesa la incertidumbre que rodea el futuro de los más de cien mil españoles que residen oficialmente en el Reino Unido (102.498 según el último censo de 2016). Claro que para que nadie sea más listo que nadie convendría recordar a la señora Theresa May que en España viven alrededor de 260.000 británicos. En su mayoría jubilados con acceso sin restricciones al Sol y a la Seguridad Social.