GALICIA Y SU POBLACIÓN

Galicia ha perdido en los últimos 25 años la escalofriante cifra de más de 203.000 habitantes, la cual se obtiene de la diferencia entre nacimientos y defunciones, que no sólo no logran igualar ese vacío generacional, sino que muestra una preocupante curva descendente que se antoja imposible de parar. A este paso nuestra región se convertirá en un solar yermo de gentes en apenas tres centurias.
Desde 1989 se acumula un saldo vegetativo negativo y 2013 último año de referencia es el peor con algo más de diez mil habitantes menos, es decir, en todo este período no hay un solo año en positivo. Por lo que las defunciones han superado en todo ese tiempo a los nacimientos, siendo, por tanto, la segunda comunidad autónoma en pérdida poblacional, la primera, adjudicada al Principado de Asturias.
Esta dramática situación tiene su contrapartida en que hasta la década de los años setenta, el saldo era positivo en un promedio de 17.000 personas anuales, descendiendo en la siguiente década hasta el promedio de algo más de siete mil, para entrar en los números negativos, aunque moderados en los ejercicios posteriores hasta alcanzar la cifra más alta en el referido año 2013.
Las consecuencias de este descenso y el consiguiente despoblamiento no son nuevas. Sus causas hay que buscarlas a partir del año 1973-1975, cuando los jóvenes gallegos abandonan sus pueblos rurales y se asientan en las ciudades al amparo del empuje industrial o de servicios, como fueron las provincias vascas y las tierras catalanas en el primer caso, o Canarias, Baleares, Andalucía y Levante, en las segundas, así como la fuerte salida al exterior de gran parte de la mano de obra que buscaba trabajo en otros países de nuestro entorno.
De este modo se despoblaba Galicia de sus jóvenes y por añadidura de sus descendientes, quedando aquí los mayores y los que por su situación o edad no les propiciaba abandonar su terruño. Lo que hizo aumentar la diferencia poblacional entre nacidos y defunciones.
Por tanto esta es la causa principal del envejecimiento de Galicia y su escaso recurso en poder recuperar una senda que va camino del precipicio, si en Galicia no somos capaces de crear empleo de calidad nunca se recuperará la posibilidad de aumentar la población.
Que iría acompañado de unas ayudas apropiadas a la familia. De la misma opinión es Carlos Marcos, de Unión Coruñesa, cuando define que son precisos más ayudas a la natalidad, mejores contratos de trabajo y una línea de ayudas económicas a las familias más necesitadas, sería como colocar la primera piedra de una gran empresa familiar.

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