Aunque Trillo diga que los votos le absolvieron de todas sus, mentiras y juegos de “trilero” –el Yak-42 solo es un capítulo de su historia política– no le crea. Es mentira. No es cierto. Alguien que lo conoce y lo sufrió (Baltasar Garzón) ha dicho que Trillo “se movió siempre entre las sombras donde el desmedro se hace virtud y la traición hábito”.
Si usted votó a los encausados en la Gürtel, a los aprovechados de la Púnica, a los conseguidores de los cursos falsos, a los timadores de los aeropuertos sin aviones y las trampas en las obras del AVE, usted no es culpable de sus delitos, faltas, argucias, trapicheos que han llevado a más de un centenar de ellos al banquillo de los acusados.
Usted no es culpable de quienes nombran a ministros, seleccionan jueces, designan embajadores y deciden con su dedo a los jefes de altas instituciones. Usted no es culpable de las aberraciones que vamos conociendo del caso del Yak-42, desde la falta de las cuentas de las contratas y subcontratas, hasta el dinero de la caja B del PP que (según confesión en sede judicial) se pagó la defensa de los militares. Su voto no les daba derecho a recortar los gastos en sanidad, del agujero negro en la banca, la incompetencia por vigilar si hay sana competencia. Y usted tampoco es culpable de que con su voto, en diferido, un magistrado confunda fuerza bruta con brutos que usan la fuerza contra las mujeres, en un país donde la mitad de los acusados de violencia machista son absueltos.
No es cierto que las elecciones, los votos de quienes votaron a una sigla o a un personaje en el que confiaban, sean responsable de la mala conducta de quienes se aprovecharon del voto, pues ni matan las pistolas –sino los que disparan– ni hay que comparar a los lobos con los carniceros, porque ambos tienen que trocear al bicho para hacer las chuletillas.
Solamente desde la desvergüenza, mezclada con ignorancia de las leyes, desprecio de las formas y cinismo ante la ciudadanía, se puede decir que unos votos absuelven a los mentirosos, los corruptos, los necios, a los incompetentes.
No, no y no. Los que llevaron a Trillo desde las urnas a sus altos cargos no son responsables de su biografía. Son sus víctimas. Acabo: vale la pena recordar que el hombre es el único animal que tropieza varias veces con la misma papeleta. Pero es otra historia.